De sonrisa tímida, gesto delicado y cuidadosa amabilidad. Así es el actor catalán Pablo Derqui. Su nombre no sonará demasiado, pero él es Enric de Ventdelplà, serie de TV3 que le ha catapultado a la gran pantalla para rodar Barcelona, un mapa, de Ventura Pons. Actualmente Pablo se ha estrenado en la serie de Antena 3 El síndrome de Ulises. Un secreto que desconocíamos: de joven cantaba en una banda de rythm&blues. ¿Quedará alguna faceta más por desvelar de este interesante treintañero? Aunque tu personaje David es secundario en la película, ¿cómo vives toda la parafernalia del estilo de Ventura Pons?
Estoy muy sorprendido. Ventura Pons me ha dado mucha seguridad a la hora de interpretar. Es una persona que entra muy poco, más bien acompaña y no impone nada y acepta todas las propuestas. Me he sentido muy cómodo a la hora de rodar. Es que aún no he visto la película.
Pero supongo que conoces un poco su estilo, por donde van los tiros…
Pienso que la película es bastante teatral. De hecho está basada en una obra de teatro, Barcelona, mapa d´ombres de Lluïsa Cunillé. Sé que la película es mucho de situación, diálogos y está dirigida a un público muy determinado que le guste el teatro.
Es curioso que la portada del dossier de prensa especifica que la película se proyecta en cines selectos. ¿En qué sentido?
Estamos hablando del tipo de interpretación de actores que han vivido mucho el teatro y se dirige a un público determinado a quien le guste personajes con más profundidad.
¿Se podría calificar de tragicomedia?
Sí, una tragicomedia costumbrista. Se habla de personajes que están muy solos. La película trata de una pareja de ancianos, interpretados por Josep Maria Pou y Nuria Espert, que tienen un piso en el Eixample alquilado a varias personas. El personaje de Josep Maria Pou es viejo y está enfermo, y necesita vaciar la casa para morir con su mujer solo en casa. Entonces va visitando los diversos espacios donde están cada uno de los inquilinos y tienen una conversación y explican como está la situación. Se ve mucho más de lo que se dice, porque es una película de sobreentendidos, de secretos por debajo del diálogo que no se acaba de decir.
Sin haber visto antes ninguna película de Pons, ¿podemos entenderla bien?
No hace falta haber visto sus otras películas. Creo que es para todos los públicos. Está hablando de una generación que tiene unos valores que están en decadencia, pero también habla de la desesperación de la gente joven que no se las apaña en la vida.
¿Cómo te organizas para compaginar los rodajes de películas, series, teatro…?
Hay momentos de estrés bastante bestia. Pero en el caso de la película, no he coincidido casi con la tele y el teatro.
¿Has acabado ya de rodar esta temporada la serie Ventdelplà?
Sí, está rodada toda y creo que se emitirá hasta diciembre. Tengo entendido que hay la intención de hacer una siguiente temporada que se empezaría a rodar a partir de febrero.
¿Así a la serie Ventdelplà se le alargará mucho la vida?
Creo que no, que será para acabar. Creo que es lo que hubiera querido hacer la productora Diagonal, pero había mucha demanda por parte de la audiencia y TV3 también quería seguir. Soy de la opinión que ha de acabar cuando toca.
En Ventdelplà ¿es la primera vez que haces un papel de malo?
Sí, pero tampoco es tan malo.
Es que tu personaje, Enric, era una persona muy vengativa.
¡Pero ponte en su situación! Tal y como estaba escrito el guión, tenía unos motivos para actuar así. Había un gran cambio que lo hacía más interesante. Un malo que no es tan malo y que poco a poco evoluciona, pero sí que es obtuso, cerrado.
¿Entonces con Isona, tu novia en la serie, hay para rato?
Supongo que sí. Pero claro, Isona es más joven y hay un problema de edad.
¿Y en la vida real te ha pasado una cosa parecida?
(Risas) No. En principio no me ha pasado pero nunca se sabe.
Respecto a la serie, aunque aborda situaciones verosímiles con la vida real, ¿no piensas que el lenguaje que se utiliza es tan correcto que resta credibilidad?
Sí. Es una de las luchas que me gustaría comenzar, pero en este país hay una preocupación extrema por la corrección lingüística. Es cierto que por la calle no hablamos así. Pero por otro lado, se piensa que la tele es un soporte que ve mucha gente y que habría de promover una lengua correcta.
En la obra de Àngel Llàcer Ja en tinc 30 interpretas a un chico que entra en la crisis de los 30. ¿Crees que pasa en la vida real pasa?
Sí, se acostumbra a tener la crisis a los 30.
¿Pero tú ya has experimentado la crisis de los 30?
No, aún no, pero quizás a los 40. A los 30 ya no se es tan joven; se comienza a ser una persona adulta ya con mayúsculas que puede tener una familia, unos hijos o aún viviendo con tus padres. Es un momento de cambio y tensión.
¿La gente por la calle te empieza a reconocer?
Sí, y al principio caía muy mal porque era el malo. Ahora ya me quieren más.
¿Te han ofrecido participar en alguna película o serie de producción española?
Ahora estoy haciendo un papel pequeño en una serie en Madrid, El síndrome de Ulises. Salgo de tanto en tanto pero tengo continuidad.
¿Tenías vocación de actor o acabaste de rebote?
Estudié Humanidades pero siempre había hecho teatro en la escuela. Acabé la carrera y no sabía que hacer, ¡crisis¡ (risas). Así intenté entrar en el Instituto del Teatro pensando que sería difícil y entré.
¿Quién te ha apoyado en tus inicios teatrales?
Mis padres y mi hermano me han apoyado muchísimo. No sabía donde meterme porque siempre me había gustado la literatura, la filosofía, cantaba en grupos de música…
¿Ahora cantas en algún grupo de música?
Todavía no, hay una idea. Cuando era más joven tenía una banda de rythm&blues.
Si este proyecto tira hacia delante, ¿te veremos cantando la careta de Ventdelplà?
Sí, sería proponerlo (risas), pero Víctor es muy buen cantante, lo hace muy bien.
Una noche genial. Puesta al día, cotilleos, culebrones...Vaya Vicent, han fallado los pronósticos del rumore amore de la Marta... Nosotras, poniendo carotas porque Silvia Porca Putana nos incita siempre a hacer el mongui... Ella haciendo fotos artísticas, como siempre. Y con sus remezclas a la italiana, catalana y española 'ascuchaaa'. Indecisa entre los lápices rosas o verdes.... Aish, se nos vuelve a ir, pero pronto la tenemos aquí.
