miércoles, 28 de noviembre de 2007

¡EL BOTILLO!

Sí señor. ¡Vaya comilona y como se lo monta don Luis del Olmo! El pasado lunes tuvieron lugar los Premios Protagonistas en el Palacio de Congresos de Barcelona. El motivo: relaciones públicas, ponerse las botas y pasarlo bien. Además los premiados siempre se conocen con antelación, así que la emoción en este sentido, no está asegurada.

La emoción llegó con el despliegue de las estrellas y estrellados. Se vieron de todos los colores: políticos de la talla de Pasqual Maragall, José Montilla, Xavier Trias, Albert Rivera, Josu Jon Imaz, Ernest Benach (el que no se pierde un partido del Barça)…; el juez Garzón; del ámbito del deporte como Sergio López “El niño”, Raúl Tamudo, Luis Aragonés (muy cabreado con el Follonero)…

La gran diva María Teresa Campos era la encargada de presentar junto a Luis del Olmo la entrega de premios. Y como no, una de las ‘reinas’ de las mañanas (ahora más bien un ángel caído) protagonizó la escena fuera de tono. Cuando una periodista de Channel nº4 le preguntó acerca del rumor que había propagado sobre la posible separación de José María Aznar y Ana Botella, la ‘periodista’ empezó a apartar a la gente con el brazo y diciendo: “¡Quita esa grabadora, no pienso decir ni una palabra más. Se acabó!”.

Y los freaks no pudieron faltar: Risto Mejide con una acompañante femenina un tanto ‘putiferia’, Albert Castillón, Toni Rovira de 25TV, la nieta de Plácido Domingo (sí la de los Salsa Rosa, ¿eing?)…




Los medios: Javier Jorge de Aquí hay tomate, el Follonero de Buenafuente, Estel Llovet de Antena 3, Xantal de El Club de TV3, T´he vist, Noche h…. y Caiga Quién Caiga! Uee aquí mi gran amigo Juanra, gran reportero.
Del mundo del cine acudió el grandísimo Juan Antonio de Bayona, acompañado por la galardonada Belén Rueda como mejor actriz.




Divertido ver el caos de los medios, los freaks, etc, pero sobre todo, un día de reencuentros entre compañeros, especialmente por Toni y Laura, compañeros de facultad que trabajan para la televisión de Internet Admira. Nos lo pasamos bien en la mesa, probando el orujo que nos ofrecía un fotógrafo de no sé que medio y comiendo bombones Nestlé, cortesía de la casa.

domingo, 25 de noviembre de 2007

UN SIN TECHO DE BARCELONA

De esta experiencia ya hace dos años, cuando estaba en el primer año de carrera. Aprovecho para recuperar la entrevista porque para mí fue realmente bonita. La misión: entrevistar a un sin techo. En mi caso topé con una gran persona que se portó muy bien conmigo y estuvo dispuesto a mostrarme sus sentimientos más íntimos. No es fácil ver llorar a una persona mientras te cuenta lo mal que lo está pasando. Me dejó un sabor agridulce. Por un lado estaba contenta de haber conseguido acceder a una realidad tan dura, y en parte desconocida para mí. Pero por otro lado, francamente, me dejó un sabor amargo. Me entristeció conocer de cerca la realidad que les rodea. Al menos intenté ayudarle en lo que pude porque sentí que se lo debía, por haberle concedido a una desconocida un rato de su vida.


Entrevista a Pablo Estor, sin techo de Barcelona

Pablo: "Tampoco he sido un santo, pero no me merezco esto"

Este sin techo reconoce que no está viviendo en casa de sus padres porque no quiere involucrarles en problemas

BARCELONA. - Una tarde de domingo y soleada, Pablo Estor Mercader pasa las horas en la plaza Real rodeado de una multitud de turistas. A su alrededor, se encuentran otros conocidos y amigos de su nueva vida: la calle. Este joven, que el 28 de mayo cumplirá 33 primaveras, recorre las calles de Barcelona desde hace casi tres años. Pablo no encaja en el perfil que tenemos de un sin techo. Él se camufla como uno más entre nosotros. Completamente afeitado, viste unos tejanos y una camiseta roja, y a pesar de la distancia que nos separa, puedo apreciar la fragancia agradable que desprende. Pablo tiene una hija de 6 años y está deseando volver a verla. En su viaje por la vida le acompañan dos amigas: la esperanza y la melancolía. Fue voluntario de la Legión e intentó darlo todo por su patria, España. Quizás la vida no le haya devuelto el favor con la misma moneda, todavía…


Pablo en la calle Tres llits, lugar donde nació

Cuéntame Pablo, ¿cómo era tu vida antes de dormir en la calle?
Cuando era joven fui voluntario de la Legión, en el tercer tercio de Fuerteventura (Pablo me enseña el tatuaje de la Legión que tiene en su brazo derecho). Conocí a Isa, la que era mi pareja, y estuvimos 7 años y medio juntos. Tuvimos una niña, que ahora tiene 6 años. Yo trabajaba en la construcción y vivíamos en un piso de alquiler en la calle Ausiás March. Nos tuvimos que mudar a la calle Diputación porque querían construir oficinas en el edificio donde vivíamos.

¿Has estado alguna vez en la cárcel?
He estado dos veces en la cárcel. La primera vez estuve en la Roca cuatro años y medio. Le debía 20 € de hachís a un moro y vino a pedirme su dinero. Como yo no le podía pagar, me sacó un sable y cuando me fue a dar, le esquivé y se lo quité. Entonces se lo clavé en el pecho y me lo cargué. Mis padres y mi asistente social iban a verme a la cárcel. También venía Genoveva, una monja que ayuda a presos. Dentro de la cárcel compartía celda con Santiago Amaya, un gitano muy legal. La segunda vez estuve 6 meses en la cárcel por romper un cristal. Hace casi tres años que he salido y estoy pagando 100 € de multa cada mes.

¿Cómo has llegado a esta situación, a vivir en la calle?
A mi mujer le entró el capricho de irse a vivir a Rubí. Así que le dije “si eso es lo que te hace ilusión, nos vamos”. A mi me habían echado de la construcción y no encontraba trabajo. Encima sin hablar bien el catalán lo tenía más difícil. Entonces le dije a mi mujer que me iba a casa de mis padres para buscar un trabajo en Barcelona porque en Rubí no había manera, y claro, había que llevar dinero a casa. Mi mujer iba a un bar que no me gustaba.

¿Por qué no te gustaba ese bar?
Había un moro que no le quitaba el ojo de encima, y se lo tenía dicho a mi mujer. El moro era el novio de la hija de los dueños del bar. Un día que me había dejado las llaves en casa, fui al bar a ver si estaba Isa (expareja de Pablo) para que me dejara sus llaves. Entonces el moro se me encaró porque sí y me dio un cabezazo. Cogió un cuchillo jamonero, y en medio de la pelea, me cortó una falange del dedo de la mano y me dio en el pecho (Pablo se encuentra en un estado colérico). Después de todo, un día a las 2 y media de la mañana me llamó mi mujer y le pregunté si pasaba alguna cosa. Ella me dijo que tenía que contarme una cosa muy importante. Ella se había acostado con el moro. Me volví medio loco. Fue entonces cuando rompí aquel cristal y me metieron en la cárcel por segunda vez. Así mi mujer me echó de casa, y desde entonces, no ha querido saber nada de mí y no me deja ver a mi hija (Pablo arranca a llorar). Si por mí fuera, tendría un techo donde vivir en casa de mis padres. Pero no quiero meterles en mis problemas. Soy muy orgulloso.

¿Echas de menos a tu familia, especialmente, a tu pareja y tu hija?
A mi hija claro que la echo de menos. Es lo que más quiero en esta vida. Yo quería mucho a mi mujer, pero no la echo de menos. Ella me ha denunciado porque dice que le di una paliza, ¡pero es mentira! Mi mujer me reprochaba que no conociera a su familia. Me enteré que a mi mujer la había violado su padre cuando era una niña y yo no podía verle la cara al asqueroso de su padre. También me enteré que tenía 17 hermanos y se ve que su madre les tatuaba con una letra para distinguirlos. Ahora no sé nada de mi hija. No sé con que moro o hijo de… está su madre. Isa es una mujer ambiciosa. Poco a poco me fui enterando que había estado con otros hombres. Se coge antes a un mentiroso que a un cojo. Sí que es verdad que me he gastado el dinero del mes muchas veces. Tampoco he sido un santo, pero no me merezco esto. Me han dado una puñalada. Mi mujer me ha destrozado la vida.

¿Cómo transcurre tu vida por las calles de Barcelona?

Al principio estuve trabajando de pintor, pero luego nada. Falta más trabajo y el estado lo sabe, pero pasa de todo. Tengo seguridad social y también una abogada, Ana Mª Padilla, para el juicio de mi mujer y el asunto de mi hija. Tengo hora en mayo para el psiquiatra porque dice que no estoy muy bien porque tengo pérdidas de memoria. No me gusta porque me hace hablar de cosas que no quiero. Además voy a una asistente social que está en el Pati Llimona.

¿Dónde duermes y comes?
Dormía en las cuevas de Montjuic pero ahora estoy durmiendo al lado del Paralelo. Para comer no tengo problema. Tengo un camping gas con el que puedo cocinar. Me lo gano todo yo solo, aunque Genoveva, que la vi la semana pasada, me ayuda de vez en cuando. Nunca he pedido dinero y no hago daño a nadie.

Sólo por curiosidad Pablo, ¿por qué llevas esos prismáticos colgados del cuello?
Con los prismáticos controlaba todo desde Montjuic. Me los regaló mi amigo Carlos. Cuando lo conocí acababa de salir de la cárcel y lo veía muy serio. Ahora paso mucho tiempo con él, sobre todo cuando vengo a la plaza Real.

¿En alguna ocasión te ha llamado la atención la policía?
Algunos polis se portan bien y otros mal. Una vez me pararon los mossos y me hicieron sacar el machete que llevaba debajo de la chaqueta. Me habían pillado tres moros por la calle y me querían pegar. Me hice un poco de sangre y les expliqué a los policías que me habían intentado pegar. Hay un mosso que suele estar por la plaza que se pasa bastante conmigo.

¿Estás al corriente que hace poco dos chicos de la zona alta de Barcelona quemaron y mataron a una indigente que dormía en un cajero automático?
No son personas. Son hijos de puta. Hay gente que se piensa que no somos personas por ser pobres. Hecha la ley, hecha la trampa. Tanto tienes, tanto vales. Nos barren como si fuésemos basura. ¡Qué nos ayuden entonces!

Si pudieras pedir un deseo, ¿cuál sería Pablo?
Pediría salud y libertad para mi hija. Ella es la persona que más quiero en este mundo y se lo merece todo.