La fórmula del éxito, inventada en la ciudad francesa de Lyon, es bien sencilla: lugares de estacionamiento y recogida automatizados y repartidos en puntos estratégicos de la ciudad. Además el precio es casi simbólico: empezó siendo 6 € anuales y ahora 24 €. La verdad es que no está nada mal.Ahora bien, el problema surge con la implantación de los carriles bici. Todavía Barcelona no dispone de carriles suficientes habilitados para una movilidad eficaz para los usuarios del Bicing y para los peatones. Por eso muchas veces nos encontramos que vamos paseando tranquilamente y una bici nos pisa los talones y nos quiere atropellar. Esto sí que no está bien, pero tampoco las bicis deberían circular por la carretera porque ponen en peligro la vida de los conductores y sobre todo, la de los ciclistas. Los ciclistas no conocen las normas de cualquier conductor porque no se tienen que sacar ningún carnet. Además, no van equipados ni con casco, ni rodilleras ni ningún tipo de protección. En este sentido, el Ajuntament debería promover un uso responsable de la bicicleta, porque no todo son flors i violes.


